martes, 5 de diciembre de 2006

La ducha de esta mañana

Antes algunos comentarios muy particulares, el primero para agradecer el saludo de felicitación de Pe-Jota por el onomástico que compartimos el pasado tres de diciembre. Efectivamente, tocayo, aquí no es común celebrar estos acontecimientos, sin embargo la coincidencia con el día Panamericano del Médico, hizo que mi familia preparara un delicioso pie de manzana que, junto con mi Bebito, disfrutamos al máximo. Espero que tu celebración, cómplice, haya sido en grande.



El segundo para destacar una visita muy especial, de un artista plástico argentino -Hector Toscano- muy valiente, grandísimo como persona, que se atreve a lo que a muchos aterra. Mi admiración y mi reconocimiento público. Mil agradecimientos por tu comentario, inmerecida visita a mi rincón bloggeril.



Quedé encantadísimo con Homo-sapiensis por el abrazote paisa que me "propinó". Tengo debilidad patológica por los paisas en general y por los medellinenses en particular, no imaginas cuánto (¿celos de mi Bebito?). Para mí son "raza" especial.



Mi, nuestro, ofrecimiento en lo que se pueda requerir para lo que se pueda ofrecer para un eventual encuentro de los mejores bloggers del planeta. Disposición incondicional y absoluta dado que los deseos de nuestros "colegas" son órdenes y música para nosotros (¡zalamería directa y franca! ¿Algo me traeré, nos traeremos, entre manos?).



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Ahora sí la ducha de esta mañana, que como todas las anteriores, se inició de la forma acostumbrada: JavieRodrigo:., yo, se levanta, me levanto, me encierro a miccionar y/o deposicionar (¿mejor que orinar y/o cagar?), alisto el baño (temperatura, shampoos, jabones, implementos de afeitar), destapo la desnudez de mi Bebé, preparo sus chanclas de caucho al pie de la cama para que no apoye sus pies cálidos en el frío intenso de la baldosa, lo levanto de la mano, entro a la ducha, él a sus necesidades matutinas mientras yo humedezco el cuerpo y termino de preparar las condiciones del baño. Entra mi Bebé. Humedece su bello cuerpo.



La particularidad de hoy es que lo noto un poco más modorriento que siempre. Le pregunto que si se enjabona primero o que si yo me enjabono. Normalmente, si no es día de afeitada -como hoy- me enjabono yo primero. Sin embargo su modorra no me daba espacio, la ducha es realmente estrecha. Me miró y dijo "enjabóname", a lo que procedí sin comentarios. Primero el jabón de la cara -hoy no le tocaba shampoo- que es medicado de avena para controlar el acné juvenil (tan lindoooo mi Bebé), después el jabón del cuerpo, haciendo el énfasis especial, necesario y rutinario en su culo y en su dormida verga.



Terminando de enjabonar sus pies, inquirió que su pipí no estaba bien lavado, pero cómo, si lo lavé bien, me dijo no repite que me hace falta, pero si te lo lavé suficientemente, te embadurné el jabón de siempre, pero que no si no se me ha parado. Je je jé, me dio mucha risa y comprendí. Se lo enjaboné hasta obtener el despertar certero e inquietante.



Mientras se enjuagaba el jabón, yo me enjaboné lo que alcanzaba, pidiéndole que me untara la espalada, que ayer con la febrícula había sudado de más y quería sentirme muy limpio. Con el cariño de siempre, me acarició, me embadurnó. Y mientras yo descapullaba mi pene para lavar el glande y el surco, se empalagó manualmente con mi verga, que respondió de inmediato. Terminé de excitarme al escuchar las onomatopeyas sexuales con las que demostraba cómo disfrutaba tenerme a su merced. Me retiré, di media vuelta y terminé de bañarme.



Nuestro juego sexual repetido.



No pasó más, nos habíamos levantado justos de tiempo entonces no podía pasar más. No nos preocupaba que pasara más. Seguimos deliciosos. Despertando la misma pasión el uno por el otro. Unos días él más que yo, la mayoría de las veces yo más que él.



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De nuestro próximo viaje a Pereira empezaré por comentar el itinerario original. Viajaremos el jueves de las velitas, cuando Ricardo salga de la oficina, pasadas las cinco de la tarde. Espero que tengamos todo listo desde la noche del miércoles. Llegaremos en la madrugada del viernes, en bus, el carro no está como para pasar la Línea y la economía familiar no da para aeropuertos. Dormiremos hasta entrado el medio día. Desalmuerzo (¿brunch?), paseo a Salento, Valle de Cocora, almuerzo vespertino con trucha y patacones. Terminando la tarde (¿o empezando la noche?) camino a Quimbaya, a disfrutar su incomparable iluminación prenavideña. Caminaremos, beberemos uno que otro aguardiente, bien entrada la noche cenaremos algo callejero y retornaremos a Pereira.



El sábado a hacer el recorrido de los parques cafeteros, tengo gran interés en Panaca. En la noche, buscando un relajante descanso (no todos los descansos son relajantes, estarán de acuerdo conmigo) iremos a las Termales de Santa Rosa, las tradicionales. A las de San Vicente, más si no se conocen, es mejor ir de día. Pasada la media noche, camino a casa.



El domingo, preparar almuerzo familiar (flan de melocotón y vainilla como postre), saunazo en la tarde, viaje en la noche para llegar el lunes, Ricardo a trabajar, yo a pelear entre y con abogados.



Julianita, la sobrina de Ricardo, hija de Claudia Mary, la hermana mayor de mi Bebé, comentó que Mary, mi suegra, quería "dañar" nuestro paseo ya con varios días anunciado, porque prefería que fuéramos el siguiente fin de semana, para coincidir con la presencia de varios primos en la trasnochadora, querendona y morena. Mi Bebito, muy acertadamente comentó, que sin importar lo que hiciera o dejara de hacer o de decir la Mamá, íbamos para Pereira con un plan muy bien programado. Con ella o sin ella. "Aquí a las nueve se tira, con marido o sin marido a esa hora se tira".



La última llamada de Mary, parece reducir nuestro paseo a una finca cercana a Pereira y una visita familiar en Armenia. Amanecerá y veremos, en fin, representará un ahorro, de pronto. Pero en Pereira nos vemos, jejejejejé.



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Mi Bebito, qué rico soñar contigo.