miércoles, 2 de agosto de 2006

Una semana enfermo

Una larga semana sin escribir. No hay nada que me "patee" más que la fiebre. El martes de la semana pasada, mientras nos duchábamos, le comenté a Ricardo que había pasado muy mala noche y que sentía que me estaba dando maluquera por fiebre. Fue terrible, pasé casi cinco días con temperaturas de hasta 40,5ºC. El ibuprofeno no me calmaba nada. El escalofrío, las polimialgias, la cefalalgia, todo me tenía al borde del desespero. Después empezaron la emesis y la diarrea. No lo podía creer, no podía comer, no podía dormir, nadie me cree, pero me dolía el cabello. No tenía ganas de nada.
La última vez que había estado tan indispuesto fue hace cuatro años, empezaba a vivir con Ricardo. Tuve días y noches terribles, incluso pasé una noche en la Clínica Reina Sofía y otra en la Clínica Marly. En aquella ocasión temí lo peor. Después Ricardo, un par de años más tarde, me dijo que el problema había sido el stréss por iniciar nuestra convivencia. No creo. Nunca he somatizado los problemas de esta forma.
Por alguna de esas razones incomprensibles, llegué a creer que hubo fuerzas ocultas detrás de mi malestar: Jaime García Roa habría recibido el requerimiento del Ministerio de Potección Social por el incumplimiento laboral. Inicialmente le deseé mucho mal. Posteriormente solo deseé que dejara de "hacer" cosas para que me sintiera mal. Ahora solo deseo que le vaya inmejorablemente bien para que tenga cómo pagar lo que me debe, y que le suceda el doble de lo que él me desea. Espero que le vaya como a los dioses, que se llene de dinero y que tenga mucha prosperidad, y pronto.
Como le dije al doctor Rafael Enrique, lo que nosotros debemos hacer es concentrarnos en el proyecto de la Clínica Las Américas, que puede ser algo excelente para nosotros. Es decir, debemos concntrarnos en producir. En relación con García Roa, debemos hacer lo que corresponda, pero sin desgastarnos, dejando que las cosas sigan su mejor rumbo.
El viernes hicimos la presentación de la propuesta. Me sentí como en mis mejores días. Creo que si sabemos manejar la cosa, sacamos adelante ese proyecto. Ahora a trabajar en conseguir los recursos. Me sentí muy contento y muy tranquilo. Ayer estuve en la Clínica Chía, fueron muy atentos conmigo el doctor Ospina y el doctor Beltrán. Empezaré a ir los martes en la mañana y los jueves en la tarde, de repente resulta algo interesante y puedo "salir adelante" antes de lo previsto y sin contar con lo de Vital Care S. A. a corto plazo. El panorama se va despejando.
De forma increíble, Adriana Azucena, logró empeñar el Mercedes para ponernos al día en arriendo y administración. Ahora a buscar para dónde irnos antes de terminar agosto. Compartir apartamento, se me ocurre, con otra pareja para evitar la separación. Esperemos que se den las cosas.
Por otro lado, Gabriel Eduardo sigue enfermo, ya me llegaron los papeles y ahora empezar a movernos para lograr que lo operen. Una laringectomía, ¡qué barbaridad! No es nada fácil por lo que está pasando. Es una lección de vida espantosa. Ojalá logre sobreponerse. Habrá que negociar con la jefe Flor Daisy para que lo cuiden en San Luis.
Para terminar solo comentar que mi Bebé me sigue maltratando. Es injusto conmigo, con mi esfuerzo y con mi dedicación. Y yo sigo tan güevón como siempre, corriendo tras él y dañándome el rato con las cosas que me dice y que me increpa. Eso me pone muy mal y es algo que -infortunadamente- no puedo ocultar.
Infortunadamente porque lo que existen son los infortunios, no los "desafortunios" de los que se "desafortunan" los "desafortunados" que no aprendieron su uso correcto.
Ya les contaré mucho más, cuando deje de molestarme el evento acidopéptico que me está acongojando como secuela de la fiebre, los analgésicos y la falta de comer.