viernes, 7 de julio de 2006

La angustia del dinero

Desde que me obligaron a renunciar a Vital Care S. A., es mucha la angustia que paso día a día por falta de dinero, incluso para las cosas más sencillas y normales. Aparecen los problemas, las deudas, los acreedores y a nadie le puede uno decir que no. Casi que es mejor esconderse. No sé qué hacer. Bueno, sí sé pero se requiere de mucha paciencia. Demasiada que yo sí tengo pero poca la de los que me acosan.
Estuvimos, con el doctor-diácono Gonzalo Sandoval Romero, haciendo la visita técnica a la Clínica Las Américas. Creo que el proyecto es altamente viable y que con relativa poca plata hacemos grandes cosas. Para el lunes armaremos y discutiremos bien cómo generar el desarrollo y cómo presentarle a la Junta Directiva el negocio. El aporte del doctor-diácono es fundamental para conseguir usuarios potenciales y reales. Creo que si nos montamos bien, es el negocio. Ojalá y sea posible.
Llegó mi papá y pretendía saludarlo esta mañana pero cuando fui no estaba. Espero cruzarme con él el fin de semana. Ojalá le esté yendo bien para que se porte mejor con Mamá, que se mejora inmediatamente cuando lo ve.
Quiero mucho a mi Bebé, mi Bebé me quiere, adoro a mi Bebé, mi Bebé me adora. Pienso en mi Bebé, mi Bebé .... ¿pensará en mí?
Lo que sí va con todo son las demandas, la laboral y la comercial, contra Jaime García Roa. Ya nosotros perdimos lo que podíamos perder, ahora le tocará a él, por marrano y por hijueputa. Creo que usaré aquello de enterrarlo para que no le haga más daño a nadie. Se lo buscó y se lo merece, contra eso no hay contra que valga. ¡Qué pesar de Mariano!, y lo siento mucho por la familia. Amanecerá y veremos, pero con todo es con todo.
Ahora a disfrutar el fin de semana, entrepiernándome con Ricardo. Que pasemos rico y que descanse mi Bebé cansado de trabajar y de estudiar y de responder por cosas que no le competen pero que le tocan. Lindo mi Bebé. Adoro a mi Bebé. ¿Tiraremos con alguien más y mi Bebé?
Ya llegará la hora de contarles el cómo y el cuándo con mi Bebé.
Volviendo a lo de la plata... ¡qué angustia tan cacorra! ¿Cómo me la quito?